Una bebida de balleneros vascos
¿Sabías que han pasado más de 500 años desde la primera mención del txakoli? Increíble, ¿verdad?
En su origen, remontado al año 1520, el consumo de este vino se extendía únicamente a los caseríos donde se producía, empleándose también como moneda de trueque entre los locales. Por aquel entonces, el txakoli se elaboraba y fermentaba en viejos barriles de roble, por lo que el resultado era un vino bastante “peleón”. Sin embargo, la calidad no era importante entre los balleneros vascos.
Entre otras bebidas, el txakoli era fundamental para combatir la mala calidad del agua y con ello, el escorbuto. Aunque muchas veces el beber vino no fuese solo por salud ;)
Curiosamente, dado que la pesca de ballenas fue determinante en el desarrollo del territorio, los propietarios de los viñedos utilizaban los huesos de ballena para construir pérgolas que sujetaban los viñedos. Una perfecta unión entre mar y tierra fruto de la practicidad. Muy apañados.
Con Denominación de Origen
Dejemos atrás los viejos barriles y el vino peleón.
Tras un periodo en el que el txakoli comenzó a desaparecer, se inicio un proceso de aumentar la calidad que culmino con la creación de las Denominaciones de Origen. De esta forma, se podía identificar este producto como originario de un lugar geográfico concreto cuya producción se desarrolla exclusivamente en esa zona y con unas condiciones de calidad y autenticidad en todo el proceso de elaboración y variedades utilizadas.
En Euskadi conviven 3 Denominaciones de Origen: de Getaria, de Araba y de Bizkaia. La primera dedicada al txakoli fue concretamente la de Getaria en el año 1989 presentándose en el mercado como un producto competitivo y de calidad. A Getaria le siguió Bizkaia en 1994 y 7 años después se constituyó la denominación más joven, la de Araba.
Esto fue el estímulo perfecto para que muchos productores decidieran dejarse la piel en busca de mejoras en la producción y la calidad de sus productos. La provincia de Araba, por ejemplo, lleva 20 años ofreciendo degustaciones de su txakoli en el famoso Txakolin Eguna de Amurrio. Si eres tan fanático de este caldo como los Alaveses o si nunca lo has probado y te pica la curiosidad, échale un vistazo a nuestro post sobre este día y apunta la fecha!! Y si prefieres no moverte mucho de tu zona, tienes muchísimas ferias en Bizkaia como el TxakoliBier Festa en Leioa, Bizkaiko Txakolinaren Eguna en Bilbao, Día del Txakoli en Txorierri o los mercados de Santo Tomás en Bilbao o de Gernika. Si estás más cerquita de Gipuzkoa, no puedes perderte el Txakolin Eguna en Getaria y la Fiesta de la vendimia en Zarautz.
Tal ha sido la implicación de los últimos años en Euskadi que actualmente, existen 6 bodegas D.O en Araba, más de 30 en Getaria y casi 40 bodegas en la provincia de Bizkaia. Una de estas bodegas de Bizkaia, de hecho, puede presumir de tener txakolis de campeonato.
La revolución del txakoli
Su nombre es José Domingo Txabarri (izq.) y lleva más de 20 años produciendo txakoli en Zalla. Bajo el nombre de Txakoli Txabarri, este productor persigue la calidad en cada paso que da y no le asustan los nuevos procesos. Es la mejor fusión entre un sector de 5 siglos y las tecnologías emergentes.
Por tercer año consecutivo en 2017; el color, aroma, acidez y cuerpo propio de este txakoli de Zalla fue premiado con el Bacchus de Oro al mejor txakoli blanco.
¿El secreto? Los drones.
José Domingo lleva 4 años confiando en las nuevas tecnologías y en el equipo de Drone by Drone. Explica, en una entrevista concedida a El Mundo, que un exceso de abono o un mal tratamiento de la planta pueden ser los causantes de una mala calidad de la producción. El equipo de jóvenes vascos demostró que un dron podía detectar ese tipo de problemas con margen suficiente para poder darles solución.
El proceso es sencillo: el dron sobrevuela el terreno y toma fotografías indicando por colores la cantidad, calidad y desarrollo de las plantas. Las zonas más verdes, las de mejor rendimiento. De esta forma, este viticultor de Las Encartaciones es capaz de gestionar eficientemente los recursos, destinándolos únicamente a las zonas necesarias. Un avance para el medio ambiente y claramente, también para su bolsillo.
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